miércoles, abril 07, 2010

Bando de la Huerta.

Esta fiesta es un armisticio para el consumo desmedido de alcohol. Sus referencias históricas o folklóricas se diluyen como los cubitos de un cubata en las manos de un muchacho que porta zaraguel y acaba tirado en la calle.
O inundado mejor por los impresionantes charcos de orina, como jamás he visto.
Una pena, porque en Murcia la Huerta ha dejado de existir. ¿Dónde está? ¿Entre edificios, solares o el Thader?
Sería motivo interesante de reflexión de aquellos orígenes de la capital que se reivindican volver a retomarlos.
Un extrarradio de la ciudad bien organizados y equilibrado. Un pulmón verde que ayude a la urbe a respirar.
Una capital habitable, sin necesidad de coger el coche, donde existan plazas y jardines sin adoquinar. Unas calles con comercios y bares, donde se pueda ir andando.
Un uso generalizado de la bicicleta en detrimento de los coches, para disminuir ruidos, contaminación y saturación en avenidas.
Esa vida pausada que se viven en las huertas. Esa filosofía de vivir bien a la sombra de una higuera mientras a acequia colma el bancal de agua… hace tiempo que dejo de vivirse en Murcia.
Ciudad, Urbe, Polis insufibre.

palancadecambio

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