Esta tarde he subido a la Cresta del Gallo. Casi llego al Relojero, no he podido porque se me ha echado la noche. Necesitaba sentir que, por un momento, estaba por encima de la ciudad, de las circunstancias. Qué todo queda pequeño bajo mis pies, los promeblas quedan lejos en el suelo. Ingrávidos en una galaxia de farolas y semáforos.
martes, enero 05, 2010
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