Versos de un mar profundo.
Y hasta en las profundidades
Cavernosas de mi alma,
Reluce el brillo iridiscente
De tu risa en la madrugada.
Llegaste a mí.
Llegué a ti,
Como los restos de un naufragio
Tras la resaca.
Me invitaste a la playa.
Me llevaste a la seguridad de la arena.
Yo te di la mano.
Y allí, próximos al faro,
Observamos los rayos
en la nocturnidad de nuestros deseos.
Y tras la lluvia de otoño.
Un fugaz beso, una centella, un espasmo.
Y de esa infinitesimal chispa
Surgió un te amo.
Copyright © Texto y fotografía
Ramón Zaragoza Rondán
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